Brasil prendió el motor

17 December 2019

El Brasil que salió de las urnas en 2018 es definitivamente un país diferente. Sin juicio de valor, es innegable que mucho cambió en el país durante este año. En términos económicos, y más específicamente en lo que respecta la construcción, se trata de otro escenario.

Infra

Las grandes obras de infraestructura no vuelven todavía, pero los planes de concesión y APP pueden reactivarlas.

La situación de crecimiento sigue estando relativamente plana, dado que el PIB este año no deberá crecer más del 1%, si es que llega a tanto. Las previsiones cuando este reporte se proyectó variaban entre 0,8% y 1%. Es una lenta recuperación, que comprueba una vez más cuan profunda fue la herida económica de la crisis.

Pero, si es así, ¿qué fue lo que cambió? Echando una mirada a las variables macroeconómicas, el nuevo escenario se revela mejor. Nunca en su historia reciente Brasil tuvo una combinación de inflación y tasas de interés bajas. De hecho, la tasa básica de interés del Banco Central estaba en 5% al año al cierre de esta edición.

Esto ha hecho que la construcción funcione otra vez. Pero de manera distinta a lo que era antes. Ahora, el mercado inmobiliario privado es el que comanda el sector. Y lo viene haciendo con cierto entusiasmo y pensamiento estratégico.

El número de lanzamientos de nuevos edificios residenciales y comerciales está creciendo. De acuerdo con la Cámara Brasileña de la Industria de la Construcción (CBIC), en el tercer trimestre de 2019 los lanzamientos crecieron un 23,9% respecto igual período del año anterior, y además fueron un 4,1% mayores que en el trimestre anterior. Las ventas de inmuebles en el tercer trimestre fueron un 15,4% superiores al tercer trimestre de 2018.

MCMV

El mercado inmobiliario sigue dependiendo del programa de viviendas sociales.

Estos números reflejan, obviamente, el financiamiento más barato de los créditos hipotecarios. Pero son también el reflejo de una nueva tendencia en la construcción inmobiliaria del país: la oferta de departamentos más pequeños, direccionados hacia un público de jóvenes que viven solos.

El retrato de la nueva actividad de construcción en Brasil se apoya también sobre el programa de vivienda social Mi Casa Mi Vida, que sigue existiendo a pesar del cambio radical de orientación política. Un importante 50,7% del total de ventas de inmuebles en el tercer trimestre se debió a este programa público. Y con relación a los lanzamientos de nuevos edificios, la participación del programa es aún más importante: las viviendas sociales representaron un 56,9% de los lanzamientos inmobiliarios en el tercer trimestre de 2019.

Infraestructura paralizada

“El mercado vive un muy buen momento y puede incluso mejorar. Las tasas de interés al 5%, que tienden a bajar más, son el mejor estímulo para el sector”, dice a este respecto José Carlos Martins, presidente de CBIC.

Petro

La atracción de inversiones es una pelea de largo plazo. La subasta de petróleo no atrajo a nadie.

Lo mismo no se puede decir de la infraestructura, desafortunadamente. El gobierno no encuentra espacio para inversiones públicas debido a los problemas fiscales, lo que retira del panorama la realización de grandes obras públicas. El camino, dice el gobierno, es atraer inversiones privadas para proyectos de concesión y APP.

Para atraer a los inversionistas internacionales, en tanto, el gobierno promete una agenda de proyectos más profesional, basada en los criterios de lo que en muchos países se conoce como project finance.

Sin embargo, Brasil tiene un sistema legal y burocrático que no resulta atractivo para inversiones. Por eso, el proceso de concesiones de infraestructura en el país no debería ser rápido. En repetidas ocasiones, potenciales inversionistas critican los cambios constantes en las reglas del juego en Brasil. El mensaje es claro: no es suficiente sanear las cuentas públicas, es necesario aclarar el panorama legal para garantizar seguridad jurídica para la inversión de largo plazo en infraestructura.

Un ejemplo práctico de esta restricción al mercado de infraestructura se vio cuando, en noviembre, el gobierno subastó grandes áreas de reserva de petróleo en la costa. La expectativa era recibir propuestas de grandes multinacionales del sector de petróleo y gas, abriendo el sector a la competencia internacional. Pero lo que pasó fue una gran frustración para los planes del gobierno: la estatal Petrobras fue la única postora en la mayoría de los campos subastados, y sólo un par de empresas chinas arrendaron porcentajes muy pequeños en dos áreas subastadas.

Con este enorme reto, tanto el gobierno como el parlamento tratan de resolver los marcos legales dentro de los cuales se podrán atraer inversiones. El más destacado esfuerzo en este sentido ha sido, hasta el momento, el trámite de un proyecto de ley general sobre concesiones, APPs, fondos de inversión e infraestructura.

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La nueva realidad de la construcción en Brasil tiene el foco muy fuerte en el mercado inmobiliario.

La nueva ley, cuando sea finalmente aprobada, reunirá por primera vez todas las normas relacionadas con infraestructura en un solo texto legal. La propuesta puede cambiar, pero la forma cómo se está tramitando produciría cambios muy interesantes.

Por ejemplo, la ley creará mecanismos de solución de conflictos contractuales fuera del sistema de Justicia; la ley permitirá pagos en dólares por los contratos de concesión (con algunas excepciones); establece la “concesión simplificada” para proyectos menores de US$25 millones de inversión; crea la obligación de inversión en obras públicas directamente por el concesionario cuando haya un pago por el contrato de concesión.

Para el vicepresidente de Infraestructura de la Cámara Brasileña de la Industria de la Construcción, Carlos Eduardo Lima Jorge, el nuevo marco legal significará un cambio muy positivo para el sector, especialmente en lo que a obras de saneamiento, iluminación pública y transportes se refiere.

“Se trata de un proyecto largo y detallista. Entre sus méritos, está el consolidar toda la legislación de la materia en un solo texto legal, y además el de reducir o eliminar las posibilidades de interpretación distorsionadas que se venían acumulando en decisiones judiciales de casos específicos. Nuestro sector hará todos los esfuerzos para que el proyecto sea votado y aprobado lo más pronto posible”, afirmó el representante.

Sin embargo, una contundente crítica a este proyecto partió de donde menos se podía esperar: el ministro de la Economía Paulo Guedes, quien supuestamente debiera ser el mayor interesado en su aprobación.

Durante la tramitación del proyecto, Guedes dio durísimas declaraciones en contra del texto, y amenazó con pedir al presidente Jair Bolsonaro que use su poder para no sancionarlo, en caso de aprobarse por el Congreso.

De acuerdo con el ministro, el proyecto es “un monstruo” que reúne partes de leyes antiguas con innovaciones, cuyo resultado sería distinto de lo deseado. Entre sus declaraciones, dejó en claro que le cae especialmente mal lo que supuso ser “una reserva de mercado para players nacionales”.

De hecho, el gobierno ya había mencionado muchas veces su intención de abrir el mercado de infraestructura de Brasil a las grandes operadoras internacionales. Pero nunca había puesto sobre la mesa que las constructoras y operadoras de infraestructura locales no tendrían más algún tipo de apoyo para disputar el mercado de su propio país.

Aunque sea así, lo cierto es que sus declaraciones trajeron incertidumbre adicional al tema, justo en el momento en que todos tratan de reducir la incertidumbre.

Industria de equipos

Bolso

Presidente Jair Bolsonaro mantiene su compromiso de reducir el Estado tanto cuanto pueda.

En este contexto de alta intensidad, la industria de equipos de construcción sigue apostando en el país. La gran mayoría de las marcas que tienen fábrica o sucursal de distribución directa en el país mantienen sus operaciones, aunque adaptadas a la realidad de un mercado mucho más modesto.

Después de perder casi un 60% de volumen de ventas entre los años de 2014 y 2016, la industria de maquinaria volvió al crecimiento. De acuerdo con el Estudio del Mercado Brasileño de Equipos para Construcción en 2019, publicado todos los años por la asociación Sobratema, el mercado de máquinas deberá crecer en 2019 un 37% en comparación con el año pasado.

Esto significa que el volumen del mercado de Brasil habrá llegado a las 26.400 unidades vendidas, considerando todos los tipos y modelos de equipo. Considerándose solo los equipos amarillos (excavadoras, retroexcavadoras, cargadoras, motoniveladoras y rodillos), el crecimiento estimado es del 31%, con un número total de ventas de 16.600 unidades.

Sin embargo, todavía falta para que las grandes marcas de equipos vuelvan a tener una operación pujante en Brasil, todo porque la capacidad ociosa de la industria sigue alta. Se estima que, en su conjunto, las fábricas de equipos en Brasil pueden producir 60.000 máquinas anualmente. De manera que la exportación seguirá siendo una parte importante del negocio.

La vida con el dólar a 4 reales

Una de las variables macroeconómicas más influyentes sobre la economía de Brasil es el tipo de cambio, y éste parece haber iniciado una escalada definitiva y deberá establecerse por encima de los 4 reales por largo tiempo.

Guedes

Paulo Guedes, ministro de la Economía, viene afirmando que el dólar en Brasil deberá seguir en alza.

Hay razones internas y externas para esta nueva realidad, e igualmente hay efectos positivos y negativos sobre la sociedad y la economía.

Para la construcción, un Real desapreciado frente el Dólar puede significar costos más altos debido a algunos insumos importados, especialmente combustible y equipos. Aunque Brasil tenga una base industrial, una parte importante de ella es importadora de piezas y componentes, lo que le hace sensible a variaciones cambiarias.

Además, la nueva política de Petrobras es vender el crudo e importar combustible, y esto significa que cada alza en el tipo de cambio provoca aumento del diésel y gasolina.

Lo que puede contrarrestar estas amenazas es la combinación de dos factores muy poco frecuentes en Brasil: inflación e intereses muy bajos. Pero con el alza de precios relacionados con el tipo de cambio, este escenario puede cambiar, dado que un alza de precios puede presionar el Banco Central a subir los intereses nuevamente y si esto pasa, los créditos hipotecarios que hoy sostienen el mercado pueden disminuir de forma importante.

 

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