Foco Brasil: Concesionando el crecimiento

17 June 2021

Aeropuerto Brasil

Aun viviendo un escenario económico y político desfavorable, las inversiones en materia de infraestructura y obras industriales en Brasil deberían totalizar alrededor de US$ 14.000 millones en el período entre 2021 a 2026, lo que significa un crecimiento del orden de un 24,7% si se compara con el período 2020 - 2025. Estas cifras, parte del estudio “Infrastructure Market Perspectives 2021 - 2026”, realizado por Big Data Analytics e Inteligencia Artificial Neoway, incluyen obras en curso con finalización prevista máximo en 2026.

Varios son los sectores que impulsan estos números. Las vías urbanas, el transporte en general y los proyectos energéticos, representan entre un 30 y un 40% del monto, según señala el estudio. Hay que decir que, de las inversiones, la energía eólica concentra una buena parte de lo que se está haciendo en materia energética. “Es la fuente energética que más crece en el país”, sostiene el informe.

Hay que decir también que, pese al coronavirus, “no se cancelaron ni pospusieron grandes proyectos, lo que ayuda a comprender el crecimiento numérico incluso en un escenario adverso”, sostuvo Jamila Rainha, product manager de Neoway, empresa que monitorea a constructoras, obras de infraestructura en general y al segmento industrial del país.

El informe destaca varias iniciativas como impulsores de inversiones para el sector. “Por nombrar algunos proyectos de gran envergadura, está el Metro de Sao Paulo, además de grandes proyectos industriales en el sector de la celulosa”. Tal como se dijo, varios de éstos ya están iniciados, pero se contemplan en este estudio, porque deberían finalizarse antes de 2026.

Otro aspecto que destacan desde la consultora es que habría un 14% de aumento en intención de inversiones para el período 2021-2026. Eso sí, hay que considerar que muchas de estas obras podrían no alcanzar a iniciarse dentro del período, “puede ser que muchas se queden un tiempo en etapa de diseño”, dicen.

Tren

Hay ciertos sectores que critican que en sucesivos gobiernos ha habido anuncios de obras, pero falta de planificación y ejecución de las mismas. Se espera que, para fomentar las inversiones y ejecución de programas, el sector transporte concentre más de un 48% de las inversiones, seguidos de los sectores energético e industrial cada uno cercano a un 20% , “impulsado en parte por los aportes del sector celulosa y papel”, destaca el informe.

En términos geográficos, el área sudeste, encabezado por Sao Paulo lleva la delantera en inversiones, mientras que el nordeste destaca porque concentra la mitad de las inversiones de proyectos de generación de energía, la mayoría eólicos.

Inversiones y presupuesto

Desde el Ministerio de Infraestructura valoran las condiciones económicas actuales, porque favorecen la inversión extranjera. En los últimos dos años hay 58 activos transferidos que generaron más de US$50.000 millones en inversiones. “Las concesiones benefician directamente al sector de la construcción civil, tanto por la necesidad de contratar mano de obra especializada como por la compra de los materiales necesarios”, sostienen desde la cartera.

Además, desde el gobierno esperan que las nuevas concesiones que puedan venir de aquí a fin de año podrían generar inversiones equivalentes a 10 veces el presupuesto del Minfra. “A fines de 2022, la expectativa es llegar a otros US$50.000 millones con las subastas. Estos traspasos al sector privado empiezan a cobrar fuerza en 2023”, dijo el ministro de Infraestructura, Tarcísio Gomes de Freitas.

Es en esos términos que el personero añade que “a partir del 2024 Brasil volverá a ser una obra de construcción, con importantes proyectos en todos los modos de transporte”. Además, agregó que “nos hemos vuelto buenos en hacer concesiones, contamos con modelos extremadamente sofisticados, en la traducción y percepción de riesgos, llamando la atención de inversionistas extranjeros”.

De esta manera, el presupuesto del ministerio, que ronda los US$1.400 millones, “sirve para invertir en áreas donde el sector privado no tiene interés económico. Cuanto más transferimos al sector privado, más descomprimimos nuestro presupuesto y menor es la necesidad que ese presupuesto sea mayor”.

Más de US$ 50.000 millones en proyectos concesionados

Tarcísio Gomes de Freitas, ministro de Infraestructura de Brasil Tarcísio Gomes de Freitas, ministro de Infraestructura de Brasil.

Como ya se ha mencionado, el Ministro de Infraestructura brasileño prevé un auge en el desarrollo de las carreteras, ferrocarriles y aeropuertos del país gracias a inversiones por US$50.000 millones en proyectos de concesión para fines de 2022. “Es decir, el equivalente a más de 30 años del presupuesto público para infraestructura “, sentenció.

En esa línea, hace algunas semanas, se atrajeron inversiones por cerca de US$ 10 mil millones para decenas de proyectos, donde se incluyen 22 aeropuertos, cinco puertos, una línea ferroviaria y varias obras viales. Particularmente el grupo aeroportuario francés Vinci -que en Chile opera junto a otros consorcios el Aeropuerto Nuevo Pudahuel, en Santiago- se adjudicó siete de los 22 aeropuertos, mientras que empresas brasileñas se quedaron con el resto de las concesiones.

Del total de aeropuertos hay nueve terminales en el sur, siete en el norte y otros seis en la zona centro este y nordeste del país. Entre ellos destacan, los aeropuertos de Manaos, Goiânia y Curitiba, también el aeropuerto de Foz do Iguaçu, que ha sido sometido a varias obras de modernización y ampliación. Hay que destacar que después de Río de Janeiro, Foz es la ciudad más buscada entre los turistas. Se suman también los trabajos en el aeropuerto de Natal y la venta de la participación de la Empresa Brasilera Aeroportuaria (Infraero) en los aeropuertos de Guarulhos en Sao Paulo, el de Brasilia, Galeão en Río y Confins en Minas Geráis.

Por el lado vial, destacan las subastas de las concesiones para la BR-116 que une Sao Paulo con Río de Janeiro. Dicha iniciativa incluye la modernización de la BR-101, ruta costera conocida como Santos-Río. Hay que destacar que el nuevo operador administrará estas carreteras por 30 años, con inversiones cercanas a los US$2.800 millones, la que sería la mayor subasta vial en la historia de Brasil.

Más al norte, destaca la concesión de la BR163 y BR230 o Transamazónica, la que es de suma importancia para conectar la región Centro Oeste con la costa noreste de Brasil. Trayecto utilizado en la logística del flujo de producción de granos.

Mientras que por el lado de los trenes, destaca la concesión del primer trayecto del Ferrocarril Oeste-Este (FIOL), que conectará el mineral de Caetité, en Bahía, con el Puerto de Ilhéus, en el mismo estado; mientras que para Ferrogrão, se prevé la construcción de un ferrocarril que una la producción en el norte de Mato Grosso con los puertos de Miritituba, en Pará, en el ala norte del país, donde desemboca el río Amazonas. Con ello, se espera reequilibrar la matriz de transporte brasilera y ampliar la capacidad exportadora a través del norte del país.

Cuestiones ambientales

En términos ambientales, también se ven avances, puesto que

Freitas destacó que desde el Minfra (Ministerio de infraestructura) están buscando la obtención del Sello Verde para distintos proyectos de infraestructura, pensando en que sean ambientalmente viables, fomentando y atrayendo inversiones que se preocupan de la sustentabilidad. “Los flujos financieros estarán cada vez más vinculados al medio ambiente”, sostuvo.

Durante el evento Paving Virtual (realizado en mayo), el Coordinador General de Medio Ambiente del Departamento Nacional de Infraestructura y Transportes, João Felipe, afirmó que se está aplicando más tecnología para la elaboración de estudios ambientales, “con un enfoque en la estructuración y especialización de datos y el uso de herramientas BIM (Building Information Modeling) que ha ayudado a los involucrados a comprender mejor las etapas de la concesión en términos ambientales”.

Felipe admitió que “la idea es cambiar paradigmas con la transformación digital, por ejemplo, durante la ejecución de la obra. Queremos pasar de los 285 días actuales para la resolución de problemas en esta fase a unos 30 días”. Para esto, “se está desarrollando el Sistema ECO - Control Ambiental Estructurado de Obras, el cual permitirá traer información de campo en tiempo real para ganar velocidad en las decisiones”, puntualizó.

También en materia ambiental, desde Paving Virtual se presentó un caso de aplicación de desechos en un tramo de 108 kilómetros de la BR-364, en Mato Grosso, el cual, además de solucionar un tema ambiental, habría ahorrado hasta un 8% de los costos. Al respecto, algunos datos arrojados desde la industria estadounidense sostienen que el mercado del desecho de materiales movió cerca de US$2.500 millones, lo que significó cerca de 95 millones de toneladas de material de acopio reutilizado en obras.

Buenas perspectivas

Precisamente, la agenda económica y liberal que promueve el ministro de Gobierno y Hacienda, Paulo Guedes, busca el éxito del modelo de concesiones, en el que empresas e inversionistas apuesten en invertir y operar proyectos de largo plazo, reduciendo así el papel del Estado.

“El segmento ferroviario hoy representa solo el 15% de la distribución logística nacional, mientras que el transporte por carretera representa el 65%. El objetivo del gobierno es aumentar la participación del ferrocarril al 35% de la carga total transportada para 2035”, dijeron desde Minfra. Desde el gobierno brasilero estiman que la sustitución de la carretera por el ferrocarril reduciría hasta 1 millón de toneladas de CO2 en los cielos del Amazonas anualmente.

En una conferencia liderada por el Sindicato Nacional de la Industria de la Construcción Pesada - Infraestructura (Sinicon), la directora de Regulación Económica y Políticas Públicas de LCA Consultores, Claudia Viegas, evidenció la importancia de la inversión en infraestructura en el país. Según la economista, si la inversión en el área fuera del orden de los US$5.500 millones este año y en 2022, “el efecto multiplicador podría generar en el corto plazo cerca de US$8.000 millones al PIB, casi 950.000 puestos de trabajo, además de recaudaciones tributarias superiores a los US$1.200 millones”. A eso hay que sumar los efectos indirectos, como la compra de insumos y el efecto renta, con familias ocupadas consumiendo productos.

Más a largo plazo, Viegas especificó dos beneficios: por una parte la ganancia de competitividad a nivel global y por otra el crecimiento del PIB en torno a un 7%, “si Brasil se ubicara entre los cinco primeros en el pilar de Infraestructura del Índice de Competitividad Global y el gobierno crea las condiciones para que el sector privado invierta, la crisis se podrá combatir”. Hay que aclarar, eso sí, que según cifras del Instituto Brasilero de Geografía y Estadísticas, el crecimiento del país está en un -3,8% acumulado en el primer cuatrimestre de 2021. Hay tarea para el gobierno por hacer y obras de privados por comenzar.

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