Brasil invertirá US$513.000 millones entre 2013 y 2018

Considerada como el principal factor para mejorar la competitividad brasileña, el área de infraestructura ha atravesado en los últimos años un período de definiciones estratégicas. Por una parte, el gobierno estatal, junto a los gobiernos federales y municipales, está anunciando programas y aportes de miles de millones al segmento. Por la otra, el porcentaje de inversión de los principales sectores que componen la infraestructura – energía, saneamiento y transportes – en relación al PIB desde 2008 que presenta una variación insignificante. Se prevé que este año estos tres segmentos en total representen solo un 1,97% (ver gráfico).

El análisis de esta paradoja proviene de la investigación Principales Inversiones en Infraestructura en Brasil hasta 2018, que anota 8.300 obras en construcción, en proyecto y en intención, cuyo monto estimado llega a un expresivo 1,19 billón de reales (unos US$513.000 millones) para el período 2013 y 2018. Encargado por Sobratema – Asociación Brasileña de Tecnología para Construcción y Minería -, la encuesta recopiló información de 1.200 fuentes primarias y secundarias para presentar las perspectivas de ocho sectores de la economía, sus principales proyectos y aportes financieros disponibles.

Índices

La encuesta muestra que, en lo que respecta a inversiones, el sector con mayor participación es transportes, con un monto estimado de 369.600 millones de reales (unos US$160.000 millones), lo que es equivalente a unos 30,94% del total calculado. Le sigue petróleo & gas, con inversiones por 346.600 millones de reales (cerca de US$150.000 millones), lo que representa un 29,02%. En tercer lugar está el sector de energía, con un 16,41%.

De acuerdo a Eurimilson Daniel, vice-presidente de Sobratema, el reporte contempla los aportes financieros previstos en el Plan de Inversión en Logística (PIL), que suman R$242.000 millones, así como otras inversiones del mismo gobierno federal en carreteras, vías férreas, puertos y aeropuertos, además de aportes de los gobiernos estaduales y municipales para mejorías y ampliación de la malla viaria y de la movilidad urbana.

En términos regionales, el principal destino es el sureste del país, abarcando un 49,36% de los recursos, seguido por el noreste con 23,33%. “Lo que impulsa la región sureste son los aportes financieros relacionados al petróleo del pre-sal, además de inversiones en carreteras, vías férreas y movilidad urbana”, dice Daniel. “El noreste absorbe una gran parte de los valores destinados a las mallas viarias y férreas, además de los recursos asignados a la refinería Abreu e Lima, en Pernambuco, y a la transposición del río São Francisco.

Proyecciones

Otro aspecto revelador de la investigación se refiere a las expectativas y proyecciones de las principales constructoras sobre el área de infraestructura en Brasil. En 2013, un 78% de los entrevistados afirmaron haber registrado crecimiento, principalmente con la demanda proveniente de los sectores de minería, infraestructura deportiva (estadios), movilidad urbana e industria.

En relación a los principales cuellos de botella del sector, un 89% de los entrevistados señalan que la burocracia sigue siendo el principal obstáculo para obras de infraestructura. En este contexto, existen distintos aspectos a considerar, como el peso de las agencias reguladoras, la cantidad de ministerios involucrados en la liberación de una obra (por encima del promedio mundial), el grado de exigencia y la estructura necesaria para que se atiendan demandas en relación al medio ambiente. “Estos factores se agregan y crean una serie de obstáculos, retrasando el inicio de las obras”, concluye Daniel.