Dilma promete nuevas concesiones en Brasil

Esta semana la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, inauguró la ampliación del puerto de la ciudad de Río de Janeiro (foto), que recibió tres nuevos terminales de atraco y demandó inversiones por cerca de US$ 562 millones (por el tipo de cambio actual). La ampliación en Río se dio por medio de concesión privada, y por esto la presidente prometió una nueva ronda de concesiones de puertos y otros proyectos para volver a movilizar el sector de infraestructura.

“Vamos lanzar nuevo proceso de concesiones para ofrecer un nuevo mapa logístico para que Brasil racionalice sus costos de transporte”, afirmó la presidente. De acuerdo con la mandataria, se estudia especialmente nuevas concesiones de aeropuertos, y mencionó como posibilidades los de las ciudades de Porto Alegre, Salvador, Florianópolis y dijo que puede ser más.

En relación a puertos, Dilma afirmó que luego que su gobierno cambió las leyes de puertos de Brasil, permitiendo la inversión privada bajo concesiones, 38 proyectos privados habían sido autorizados, y la inversión prevista en su totalidad hasta el momento sería de cerca de US$ 3.430 millones (tipo de cambio atual).

Las obras del puerto de Río de Janeiro hacen de esta infraestructura una de las más destacadas del país. Su capacidad de movimiento de carga aumentó en un 63%. De acuerdo con la concesionaria, su área de atraco de buques es ahora la más grande de Sudamérica.

Inversiones

La fuerte desaceleración económica de Brasil se hace notar con más agresividad desde el fin del año pasado y es producto de un conjunto de factores, tales como un déficit nominal público importante y su consecuente endeudamiento. Además, la alta inflación producida por el exceso de liquidez en el mercado condujo a una seguida y consistente alta de los intereses. Con todo esto, se instala un clima de recesión que en estos momentos se vive a través de un proceso creciente de pérdida de puestos de trabajo.

Muchos abogan que en este contexto adverso a la inversión, el Estado debiera liberar más concesiones privadas en condiciones contractuales muy favorables, de manera a volver a movilizar el capital y generar algún nuevo movimiento económico no asociado al consumo masivo. Los anuncios de Dilma Rousseff parecen caminar hacia esta dirección.