El camino del agua

Acceder a un servicio de agua potable sigue siendo un sueño para muchos habitantes de América Latina, sin discriminación de país. En todas partes de la región, son todavía innumerables los casos de poblaciones enteras que dependen de pozos artesanales u otras soluciones igualmente primitivas para obtener el esencial líquido. Mientras se debaten los montos necesarios (siempre altísimos) para universalizar el acceso al agua, ciertos proyectos logran disminuir esta grave falencia de América Latina. Este es el caso del acueducto El Realito, en los estados de Guanajuato y San Luis Potosí, en México.

La obra de infraestructura tenía previsto comenzar a funcionar a principios de 2014. De hecho, hasta el cierre de esta edición, San Luís Potosí discutía detalles burocráticos necesarios para la puesta en marcha del sistema que proveerá de agua potable a 850.000 personas que viven en la zona metropolitana del estado.

El proyecto fue adjudicado al consorcio formado por ICA, a través de su subsidiaria Ciapsa, que tiene el 51% del proyecto, en conjunto con la española FCC, a través de su subsidiaria Aqualia. Por un monto de US$214,8 millones contratado por la Comisión Estatal del Agua de San Luis Potosí en el año 2009, la iniciativa contempló la construcción de las siguientes estructuras: un total de 132 kilómetros de tuberías desde la presa de El Realito; tres estaciones de bombeo, un tanque de cambio de régimen, una planta potabilizadora y seis tanques de entrega en la zona urbana de San Luis Potosí.

El funcionamiento del sistema será por bombeo hasta el tanque de cambio de régimen, en un tramo de 15 kilómetros; luego el caudal bajará 99 kilómetros por gravedad hasta la zona urbana, pasando por la estación de potabilización y llegando a los tanques de distribución, de donde salen las tuberías restantes del sistema. La capacidad de distribución desde la planta potabilizadora hasta los seis tanques será de un metro cúbico por segundo.

Además del sistema hidráulico, el contrato contempla la construcción de alrededor de 50 kilómetros de caminos de servicio asfaltados, y el sistema eléctrico y de control remoto de las plantas asociadas al acueducto.

La operación de la estructura será objeto de concesión al consorcio constructor, por un período de 25 años contados desde la construcción, lo que en la práctica representarán cerca de 23 años de operación.

El modelo de financiamiento del acueducto El Realito ha recibido premios internacionales. Fue considerado como el mejor proyecto de América Latina en 2012 por la revista Euromoney y también fue galardonado por la publicación Global Water Intelligence. Básicamente, la estructura de financiamiento de El Realito es una Asociación Público-Privada en donde el consorcio aportó US$43,93 millones, un subsidio gubernamental aportó otros US$73,85 millones y los US$97 millones restantes provinieron de cuatro bancos comerciales, por cuyos intereses la suma sale mayor que el presupuesto. El sistema de flujos financieros se basó en la creación de trusts responsables por los pagos a cada uno de los actores en cada momento.

La experiencia de El Realito puede volverse un caso de éxito que sirva de ejemplo para otras iniciativas público-privadas de proveimiento de agua potables en Latinoamérica. Eso, el futuro dirá. Lo cierto es que San Luis Potosí, con este proyecto, podrá entrar a una nueva etapa de su historia.