El “pelotazo del momento” en el mercado corporativo, ESG debe ir más allá de la retórica

En un mundo empresarial en el que la necesidad de adoptar una conducta sostenible es cada vez mayor, crece el número de empresas que son -o al menos afirman ser- practicantes de ESG. Sin embargo, hay una diferencia importante entre ser partidario de este modelo de gestión y aplicarlo realmente en la rutina diaria de la empresa.

Los especialistas explican que la ESG no puede entenderse como un mero ajuste promovido en un sistema administrativo, sino como la aplicación de una nueva filosofía política. Y que debe ser reconocido por los trabajadores como un régimen cuyas acciones prácticas se consolidan como espejo de la transformación de mentalidad que guía las decisiones adoptadas.

“La ESG practicada correctamente por las empresas sería la que alinea el discurso con la práctica corporativa, la que traslada el lema ‘misión, visión y valores’ de su web institucional a la era de la acción. En cuanto a ejemplos de prácticas equivocadas, sería decir que ya practican ESG porque hacen filantropía, tienen acciones sociales, un manual de conducta, pero en la práctica los empleados no ven y no creen en esta forma de divulgación”, dice Caroline Palermo, coordinadora del MBA en ESG de Trevisan Escola de Negócios.

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Uno de los errores cometidos por las empresas que fracasaron al intentar implantar este modelo de gestión, que se ha convertido en el “pelotazo del momento” en el mercado corporativo, es creer que el simple hecho de mejorar la calidad de su espacio físico, beneficiando con ello a sus empleados, ya la acredita para ser considerada una empresa que practica este formato de gobernanza.

“Muchas veces hemos sido buscados por empresas que revelan este propósito de cambiar la estructura de la oficina con un proyecto que, en su visión, podría ayudarles a implementar la ESG, pero una oficina ‘cool’ no la convierte en una empresa que actúa de acuerdo con este modelo de gestión”, destaca la arquitecta Erica Prata, directora de operaciones de AKMX Arquitetura e Engenharia, empresa con 20 años de experiencia en el mercado corporativo. “La arquitectura es un aliado. Pero para que una empresa sea considerada legítima practicante de ESG, tiene que ir más allá y realizar acciones que produzcan un impacto social y medioambiental en la comunidad en la que está inserta”, añade el representante de AKMX.

Caroline Palermo, por su parte, subraya que el éxito de la aplicación de esta filosofía de gobierno sostenible sólo es posible si la alta dirección de la empresa cumple los preceptos necesarios para la práctica de este modelo. “El error es siempre intentar empezar por el departamento de marketing sin que la alta dirección esté plenamente comprometida con los pilares ESG”, subraya el especialista.

El 47% de los brasileños no asocia ESG con ninguna empresa

Una encuesta reciente divulgada por Google, realizada en asociación con la plataforma MindMiners y el Sistema B, escuchó a tres mil brasileños mayores de 18 años, de todas las regiones del país, y señaló que el 47% de las personas de este grupo no podía nombrar una sola empresa que adoptara la práctica de ESG. Además, sólo uno de cada cinco entrevistados por el gigante tecnológico mundial dijo que ya había oído algo sobre este tema. Sin embargo, el 87% de los que recibieron una explicación sobre cómo es esta práctica admitieron que consideran importante que las empresas la adopten en su administración.

En medio de este escenario de escaso conocimiento general sobre el tema, el profesor coordinador de los cursos de Compliance Ambiental y ESG de Trevisan Escola de Negócios, Fabrício Soler, afirma que “no existe un manual estándar” para la implantación de este modelo de gestión, pero apunta vías para alcanzar este objetivo. “Cada empresa necesita construir una matriz de riesgos para esbozar sus vulnerabilidades y cómo mitigarlas, teniendo en cuenta los pilares medioambiental, social y de gobierno corporativo, pero por supuesto hay factores comunes, como la ética en la cadena de suministro, el trabajo justo, los permisos medioambientales, el cumplimiento, el canal de denuncias, entre otros”, afirma.

Caroline también señala que hay varias medidas que pueden adoptarse para aplicar la ESG. Y considera que estos movimientos deben empezar por “la sensibilización de la alta dirección y los empleados, seguida de una cartografía de los riesgos vinculados a los indicadores de sostenibilidad”.

Soler afirma que la adopción de esta práctica “es un camino sin retorno y que avanza cada día”. “Ahora, las empresas actúan por inteligencia, porque nos estamos adaptando y no hay una regulación global, pero pronto será por cumplimiento. El mercado presenta indicios en este sentido con resoluciones, consultas públicas y certificaciones”, analiza el especialista.