El robusto escenario de Brasil

En el periodo entre 2007 y 2009, cuando gran parte del mundo estaba bamboleándose por la gran crisis financiera global y la recesión, en Brasil el escenario era distinto, con eventos que transformaban al país a la vez que consolidaban una vía rápida de crecimiento para el sector de construcción.

En octubre de 2007 la FIFA anunciaba que el Mundial 2014 se realizaría en Brasil. Al mes siguiente la estatal brasileña Petrobras, anunció el descubrimiento de significativas reservas de petróleo en aguas profundas de la región conocida como presal, que aseguran un gran horizonte de reservas de hidrocarburos. Por último, y como una guinda en la torta de la buena suerte, en 2009 el Comité Olímpico Internacional premió a Río de Janeiro con la organización y sede de las Olimpiadas 2016. Estos acontecimientos provocaron una explosión económica y de la construcción, que se espera continúe durante la mayor parte de esta década.

No por nada Brasil pertenece a los países BRIC (junto a Rusia, India y China), naciones consideradas de rápido desarrollo y que tienen un gran potencial para convertirse en líderes económicos mundiales.

Brasil es el país más grande de Sudamérica, con más de 8,5 millones de kilómetros cuadrados y responsable de 48% de la superficie total de esta región. En tanto, en lo que se refiere a los habitantes, con 191,2 millones de residentes, Brasil representa el 50% de los habitantes de América del Sur. Aún más. Brasil es el quinto país en el mundo en términos de área y población.

Situación económica

En 2010 el PIB real de la nación totalizó US$1,1 billones (en dólares estadounidenses de 2005), experimentando un crecimiento promedio anual desde 2005 del 4,4%, y se espera que este ritmo se acelere hasta un 4,9% al año durante la próxima década. El ejercicio pasado el PIB per cápita de Brasil fue de US$5.598, un 7% por sobre el promedio sudamericano, pero un 24% bajo el promedio mundial.

No obstante lo anterior, el desarrollo de las recientemente descubiertas reservas de petróleo se espera que estimulen el crecimiento económico en los próximos años. Para 2020 Brasil habría cerrado la brecha en el ingreso per cápita, con niveles de proyección que la situarían 10% bajo el promedio mundial.

El Banco Nacional de Desarrollo de Brasil ha proyectado que 62% de las inversiones para los próximos tres años se destinarán a las industrias del petróleo y del gas. Recientemente se han anunciado otros nuevos descubrimientos petroleros en las reservas de presal y las exploraciones continúan en el sector. Una vez desarrolladas, estas reservas catapultarán a Brasil como uno de los principales productores del mundo.

Las inversiones en construcción se irán potenciando aún más en la medida que se desarrolle la infraestructura para apoyar el crecimiento de la industria del petróleo. Actualmente, este sector es la quinta industria de Brasil en términos de valor agregado y contribuye con 5% del PIB total, pero ha crecido más rápido que otras industrias mayores, con una expansión del 7,3% en 2010, dos puntos porcentuales por sobre el crecimiento de la agricultura, segundo sector de mayor incremento entre las principales cinco industrias.

Gracias a la preparación del Mundial de fútbol y de los Juegos Olímpicos y al auge del sector petrolero, los desembolsos en infraestructura alcanzan actualmente casi al 55% del gasto brasileño en construcción, contra el 50% que representaban en 2005. Para 2020, los gastos en infraestructura sumarán los US$140.500 millones y abarcarán el 60% del gasto total en construcción.

A pesar de toda esta actividad, se mantiene la preocupación porque la infraestructura del país es insuficiente para la esperada afluencia de viajeros en ambos eventos deportivos y las mejoras no estarán listas a tiempo para la Copa del Mundo. En un esfuerzo por estimular la inversión privada, el gobierno está considerando la venta de acciones de Infraero, el operador estatal de los aeropuertos de la nación.

Las perspectivas de gasto en construcción en Brasil son robustas. Gracias al inicio de las Olimpiadas el gasto total en construcción se incrementará a una tasa anual compuesta de más de 10%, especialmente impulsada por el segmento no residencial, que experimentará un crecimiento de cerca del 12%. Incluso después que la emoción de los juegos haya disminuido, el crecimiento del gasto en construcción se mantendrá saludable, con una tasa cercana al 7% anual, impulsada por el sector petrolero.

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