La economía se calienta y los acontecimientos son testigos de ello

Guilherme Ramos, director de STO Feiras.

Los indicadores de que el mercado brasileño de infraestructuras está caldeado son muchos, y van desde la minería hasta la venta de equipos de línea amarilla. Al mismo tiempo, el enfriamiento -y quizás el fin- de la pandemia estimula el regreso de las actividades presenciales, como las ferias y los eventos. Y hablo de este movimiento como testigo presencial, ya que dirijo dos grandes eventos de infraestructura -el Salón Brasil Equipo y la Expo Pavimentación- con ediciones previstas para 2023 y con más del 70% de sus áreas reservadas un año antes de sus eventos.

Bajo la coyuntura positiva, el IBGE divulgó a principios de septiembre que el PIB nacional creció un 2,5%, sorprendiendo positivamente las expectativas anteriores y allanando el camino para el crecimiento del segundo semestre y también para 2023. Lo más interesante es que esta oleada positiva viene desde mediados del año pasado, y los sectores de infraestructuras están entre los que más se han beneficiado de ella.

Ola positiva de la minería a la construcción

Es el caso de la minería, que, según el Instituto Brasileño de Minería (Ibram), creció nada menos que un 62% en 2021, alcanzando los 339 mil millones de reales de ingresos. Los datos fueron relevados por EY Brasil y comentados exhaustivamente durante la mayor feria minera celebrada en Belo Horizonte en septiembre, que estuvo igualmente llena y animada.

La construcción civil creció un 9,5% en el primer semestre del año, según el IBGE. Al igual que la minería, pudo consolidarse incluso durante la pandemia, porque se consideró un segmento esencial, que ya no sufría restricciones en la apertura de negocios e industrias.

Tan positivos como los indicadores de mercado son los avances en la normativa y las formas de financiación de las obras de infraestructura.

En el ámbito normativo, recuerdo la apertura de dos sectores importantes y fundamentales para el desarrollo de las infraestructuras del país: el saneamiento básico y el gas natural. Ambos contaban con nuevos marcos normativos, que aportaban seguridad jurídica para estimular el capital privado y que deberían, a medida que la economía se fortalezca, fomentar nuevos y buenos negocios.

Emisión de obligaciones de infraestructura

En cuanto a la dotación financiera, llamo la atención sobre los avances en la emisión de obligaciones, que se han ido consolidando como una nueva e importante fuente de financiación de infraestructuras.

Dos ejemplos recientes son la Autopista Fernão Dias y las obras de mantenimiento de siete aeropuertos de la Región Norte del país, para las que el Ministerio de Infraestructuras autorizó la emisión de obligaciones (mecanismos de financiación a través de los mercados de capitales y alternativos a las fuentes tradicionales de financiación).

Hasta agosto de este año, el Minfra ya había emitido 10 bonos de obligaciones incentivadas que ascienden a R$ 5,2 mil millones en inversiones que se aplicarán en nuestra infraestructura.

Para terminar, me gustaría destacar el rendimiento de los equipos de construcción de la línea amarilla, para los que deberíamos ver cifras de ventas récord o cercanas a ellas este año. Según las proyecciones de entidades del sector, como Abimaq y Sobratema, podemos superar las 35 mil unidades vendidas, superando el ya buen resultado de 2021 (31 mil máquinas) y el pico histórico del sector en 2013 (33,4 mil).

Gran parte de este sector estará en el Salón Equipo y Pavimentación de Brasil en 2023 y, ante tantas proyecciones positivas y sin apenas áreas disponibles para la comercialización, tengo que decir que me temo que no habrá espacio suficiente para acoger a todos los agentes de este mercado en auge.