La infraestructura vive su tormenta perfecta

Guilherme Ramos. (Foto: Paving Expo)

Brasil literalmente está allanando el camino hacia el crecimiento a través de inversiones en infraestructura. El año pasado, la tasa de inversión del PBI llegó al 20% y buena parte de ello se debe a la ocurrencia de nuevas subastas de infraestructura, y no sólo de carreteras, sino también de saneamiento y del sector eléctrico. La evaluación la hizo la economista jefe del Banco Inter, Rafaela Vitória, en una entrevista con CNN a fines de febrero. Lo más importante es que la política de inversión continúa este año, con nuevas subastas, revirtiendo el desempeño apático de 2020 y señalando grandes proyectos, especialmente en el sector vial, de gran interés para nosotros.

Los datos oficiales de la economista indican que las privatizaciones y concesiones deben superar este año los 6.000 kilómetros de carreteras federales y estatales. Incluye en la cuenta únicamente proyectos en etapa avanzada de licitación, con subasta ya programada o con aviso público por publicar. En otras palabras, estamos hablando de proyectos con cierto potencial para ser implementados. En otras palabras, se puede considerar una previsión de R$76.000 millones (más de US$15.000 millones) en inversiones, con siete grandes subastas viales en los próximos 30 años. Según Vitória, las solicitudes son parte de los requisitos de los avisos públicos y deben ser cumplidas por los concesionarios que pretendan explorar los tramos.

El paquete de subasta incluye tramos inéditos, como los 271,5 kilómetros del bloque 3 de concesiones viales en Rio Grande do Sul, además de parte de los 3.300 kilómetros de Carreteras Integradas en Paraná, por citar dos ejemplos. En este último caso, datos del Ministerio de Infraestructura (Minfra) indican que la modelización integral de los 3.300 kilómetros de vías de Paraná podría generar más de R$43.000 millones (US$8.500 millones) en inversiones privadas y crecimiento en el sector logístico. Se trata de un modelo que prevé una reducción arancelaria que puede llegar a más del 50%, en promedio, en relación a los precios vigentes. Y un proyecto dividido en seis lotes, en el que destaca la duplicación de 1.700 kilómetros de vía.

La contribución de las inversiones privadas en transporte, y esto no incluye solo el sector vial, puede impulsarse aún más con la aprobación del PEC de Infraestructura, que apunta a inversiones públicas en el segmento. Con esta propuesta de reforma constitucional (PEC), al menos el 70% de los recursos obtenidos de las concesiones onerosas de obras y servicios de transporte deberán reinvertirse en el propio sector. El texto de la PEC especifica que los recursos deben ser comprometidos (reservados para el pago) dentro de los cinco años siguientes a la recepción efectiva de los montos de las subvenciones pagados por las empresas.

PEC propone piso para inversiones en Infraestructura

Según cálculos oficiales, la PEC destinará al menos alrededor de R$7.000 millones (casi US$1.400 millones) por año al sector de infraestructura de transporte, cifra ligeramente inferior a los R$8.000 (unos US$1.590 millones) millones que el gobierno federal invirtió en infraestructura de transporte en 2021, según el relator de la propuesta, Senador Jayme Campos, de Mato Grosso.

La propuesta ofrece una especie de piso garantizado que asegura un mínimo de continuidad a los programas de inversión en transporte, a fin de evitar que las reglas de techo de gasto, en el futuro, compriman su presupuesto más allá de lo aceptable. En términos más claros: la pavimentación se realizará a través de inversiones privadas -con nuevas concesiones- y con la reanudación de las inversiones públicas a través de los recursos que determine el PEC de Infraestructura.

Y de nuevo: las inversiones en infraestructura están directamente relacionadas con el PIB. Al igual que el economista jefe del Banco Inter, la opinión es respaldada por Raúl Velloso, consultor económico y exsecretario de Asuntos Económicos del Ministerio de Planificación. Para él, el país necesita reinvertir fuertemente en infraestructura, de lo contrario el PIB no despegará. También considera que el PEC de Infraestructura “ata” un nuevo ingreso federal a la inversión en infraestructura, lo que puede iniciar un proceso de reposición de pérdidas presupuestarias a través del nuevo vínculo. Más que eso: el Estado juega un papel importante al invertir en proyectos que no serán priorizados por el sector privado. Esto sucede en todo el mundo.

A pesar de las noticias positivas, es importante recordar que tenemos mucho más para invertir en el país. El informe publicado el año pasado por el movimiento Infra 2038 indica que necesitamos duplicar el nivel de inversión en infraestructura para alcanzar un nivel adecuado y dar un salto en la competitividad internacional de la economía brasileña.

El documento estima el monto de inversión anual que se buscará hasta 2038 en R$ 339 mil millones para elevar la calidad y disponibilidad interna, y colocar la infraestructura de Brasil entre las 20 mejores del mundo en el ranking de competitividad global del Foro Económico Mundial (FEM).

Son números concretos que apuntan a la continuidad de la actual política de concesiones y privatizaciones, al mismo tiempo que se fortalece un Estado con inversiones inteligentes y focalizadas. Nada más coherente con la propuesta de Paving 2022, nuestro evento de infraestructuras que este año retoma la versión totalmente presencial. Nuestro objetivo es hacer avanzar esta discusión en varios frentes. Primero, reuniendo a los actores de Infraestructura -gobierno e inversionistas- y, segundo, mostrando que tenemos soluciones tecnológicas para la construcción y renovación de carreteras.

Brasil tiene parque industrial y masa crítica en construcción y vive una “tormenta perfecta” en infraestructura. Paving 2022 actuará como un catalizador al reunir a todo el ecosistema de la industria en el mejor momento posible. Es hora de que todos estemos juntos y con un mismo objetivo.

Guilherme Ramos es director de Paving Expo.